Francisco Rosales de Salamanca Rodríguez, es notario de Alcalá de Guadaíra, autor del blog notariofranciscorosales.com y titular de la web franciscorosales.es.

Sevillano de nacimiento y por convicción, hace mucho que conocí Cádiz donde dejé mi corazón.

Me gusta mi oficio, y creo firmemente que las nuevas tecnologías son un campo apasionante cuyos riesgos y ventajas hay que estudiar.

Empecé en Internet como cualquier otra persona; sin embargo, un día siendo mi hijo muy pequeño, lo vi jugando con sus amigos a un juego como otro cualquiera, y empezó una historia en la que se mezclan muchas cosas y muchas personas (no todas juristas).

Precisamente, y porque entre en el mundo digital por mi hijo, me preocupa especialmente el tema de la seguridad y de la privacidad.

Supongo que todos ven al Notario, como un señor muy serio que habla muy raro y que se limita a firmar; sin embargo la verdad es, que el notario es alguien que está para ayudar al ciudadano, dándole seguridad cuando realiza los actos más importantes de su vida, y guardando secreto de todo ello.

Internet genera un aparente anonimato, y una falsa seguridad de impunidad; sin embargo, jamás en la historia de la humanidad hemos estado tan expuestos como en los tiempos actuales, pues la capacidad de cómputo y análisis que existen hoy en día hacen que incluso sea irrelevante saber quien eres tu exactamente.

Es necesario proteger nuestros datos, y creo que los Notarios somos una herramienta poco usada, que podemos aportar soluciones técnicas y legales, para resolver los retos que plantea la sociedad digital.

Para que ello suceda, también confieso que tengo mucho que aprender y que compartir.

Los notarios solos no podemos resolver todos los problemas que platea este nuevo entorno; en el que por de pronto la primera norma es un código fuente de un programa informático, siendo que el código fuente no es elaborado por un jurista, ni por un poder público, sino por informáticos.

Estamos ante un nuevo entorno social que se ha producido en los últimos veinte años, especialmente los últimos diez o cinco años, pues el paso de los teléfonos móviles a los smartphones ha supuesto que sean cientos los ciudadanos que llevan en su bolsillo una mezcla de teléfono, cámara de fotos, radio, ordenador, y gps.

Si embargo pienso también dos cosas:

La primera es, que no hay que hablar un lenguaje nuevo, ni inventar un nuevo derecho, sino simplemente adaptar el lenguaje y el derecho tradicional, para poder explicar esta nueva realidad.

La segunda es, que igual que sucede en el mundo analógico, en el que los problemas jurídicos no los puede resolver un jurista solo, sino que son necesarios varios juristas diferentes para resolver un problema, en el mundo digital, es mas fuerte la necesidad de cooperación entre los distintos juristas, y que estos se vean asistidos por otros profesionales.

Finalmente, veo que este entorno digital, es capaz de dar un gran altavoz a personas que hace tiempo no hubieran tenido posibilidad alguna, y que hay personas que están ahí comunicando cosas interesantísimas.